Conocida comúnmente en la zona como "araña patuda" y en otras zonas con el nombre de segadores o murgaños, se trata de un opilión. Los opiliones son un orden de arácnidos, similares a las arañas, pero a diferencia de estas, los opiliones no presentan estrechamiento (cintura) entre el prosoma y el opistosoma, lo que da a su cuerpo una forma globosa de la que salen 4 pares de patas, además de los quelíceros y pedipalpos. Además, carecen de glándulas venenosas y son inofensivos para el hombre.
Los opiliones presentes en Sierra Espuña son fácilmente identificables por la característica longitud de sus patas en relación a su cuerpo, además de la ausencia de estrechamiento ya citada entre el prosoma y el opistosoma.
En las fotografías adjuntas se puede apreciar un ejemplar de Cosmobunus granarius.
Precisamente una de sus formas de escapar de un depredador consiste en la autoamputación de una de sus patas (autotomía). La extremidad amputada continúa moviéndose para captar la atención del depredador mientras el opilión escapa. A diferencia de lo que ocurre con las lagartijas y salamanquesas, la pata amputada no se regenera, por lo que es común ver ejemplares a los que les falta una o más patas.
Los opiliones se alimentan fundamentalmente de insectos, aunque algunas especies son omnívoras, formando parte de su dieta la materia vegetal e incluso algunos hongos.
Utilizan su segundo par de patas a modo de antenas, ya que su visión es deficiente.
Suelen encontrarse en cuevas, hoquedades de troncos o creadas por el hombre y también bajo las rocas. Algunos de ellos comparten hábitat con el ser humano y es común verlos en el interior de las casas, sobre todo en zonas rurales.
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