SAPO CORREDOR (Bufo calamita)

Dentro de la diversidad de anuros que podemos encontrar en Sierra Espuña se encuentra el sapo corredor (Bufo calamita). Debe su nombre a su particular forma de caminar, ya que a diferencia de otros sapos y ranas, esta especie se desplaza caminando con el cuerpo erguido y las patas estiradas.
Una de las características que nos permite identificarlo es la característica franja dorsal de color amarillento, si bien su coloración general puede variar de unos ejemplares a otros, predominando siempre los tonos verdosos.
Su cuerpo es rechoncho y cubierto de verrugas y protuberancias. Mide unos 6-8 cm, aunque en algunos casos (los menos) se han hallado ejemplares algo mayores.
De hábitos nocturnos, este animal recorre grandes distancias en relación a su tamaño lo que favorece su dispersión por amplias zonas. Cuando es molestado, el sapo corredor hincha su cuerpo aparentando ser más grande de lo que es, e incluso llegando a emitir soplidos o pequeños chillidos. Además puede secretar un líquido blanco y venenoso a través de unas glándulas que posee en la piel. Este veneno le sirve de defensa frente a posibles depredadores.
Si bien está catalogado como especie amenazada según el MMA (R.D. 439/19990), en el Libro Rojo aparece junto con la rana verde (P. perezi) como uno de los anfibios que se consideran menos amenazados, siendo definido su estado de conservación como "preocupación menor". En Valencia se considera especie protegida.
Según la wikipedia, puede llegar a vivir más de 12 años. Se alimenta de insectos y otros pequeños seres incluyendo a veces escorpiones. Los renacuajos por su parte se alimentan de algas o incluso de otros renacuajos muertos, ya sean de otras especies o de la propia.
El periodo de apareamiento está íntimamente asociado a las lluvias, por lo que es común verlos durante o después de una tormenta. Los machos se dirigen hacia las charcas rápidamente, desde donde atraen a las hembras con sonoros reclamos. Tras el apareamiento, las hembras realizan la puesta en las charcas, por pequeñas que sean, ya que su reducido periodo larvario le permite explotar las posibilidades de casi cualquier  acúmulo de agua. La puesta es muy característica ya que depositan los huevos (de 3000 a 4000) formando un cordón gelatinoso de manchas oscuras, formando líneas y figuras geométricas.
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